Como familia en Jesús, tomemos conciencia de que necesitamos la fortaleza del Espíritu de Dios. Debeos reconstruir nuestra relación con ÉL, atacar esas áreas que hemos dejado olvidadas. Reconstruir las murallas que nos protegen y que van a implicar una transformación espiritual. El proceso de reconstrucción comienza con la acción de abandonarnos y humillarnos ante nuestro PADRE, inclinarnos y adorarlo.
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ENAMORADOS DE JESUS
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