ÉL nos invita constantemente a caminar juntos en intimidad. Eso implica el reconocimiento de que somos anfitriones también y tenemos que inviar a los demás a participar de ese caminar en intimidad. Jesús nos mostró el modelo constante de invitar al hacer ÉL lo mismo con sus discípulos. Sigamos su ejemplo y como pequeños Cristos invitemos sin juzgar, con la humildad de personas que conocen que el pecado y los errores los cometemos todos y también con la seguridad de que seremos perdonados y restaurados en Cristo.
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ENAMORADOS DE JESUS
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