Vemos la belleza de Dios a través de su creación, de la naturaleza, los animales y el hombre mismo. Pero también podemos experimentar esa belleza en visiones. Cuando somos llenos de su Espíritu Santo podemos operar en esa belleza, pues es su espíritu quien vive en nosotros y cumplimos a cabalidad el llamado de representarlo en un esplendor absoluto.
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ENAMORADOS DE JESUS
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