Volvamos al primer amor, al primer encuentro con el Señor. Ese que marcó un antes y un después en nuestras vidas, eses que nos llevó a buscarlo día y noche sin cansancio y con sed de mayor intimidad. Ese primer amor debe permanecer para siempre, debemos cultivarlo. ÉL lo va a cultivar solo tenemos que traer nuestra voluntad y dejarlo todo en sus manos. En todo tiempo.
top of page
ENAMORADOS DE JESUS
bottom of page
Comments