Queremos ser vencedores, queremos estar en competencia y ser ganadores. Vivimos poniendo metas, y eso nos permiten alcanzar objetivos. Pero esas victorias son pasajeras, no son las que van a llenar completamente. El único que nos puede traer y hacer vivir ese concepto de victoria que no se envejece, que no declina, que es un fluir constante; es Jesús. Jesús quien ejerció la victoria sobre la muerte y que pagó con un sacrificio grande el precio para que seamos libres y victoriosos.
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ENAMORADOS DE JESUS
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